By Teresa Aranda Romero
Porqué nacimos, vivimos y morimos. Porqué aceptando la verdad ya reconocida por la ciencia que somos energía, y que ésta pertenece a un campo de energía aún superior, a una energía universal animada en una conciencia de unidad, de amor universal, volvemos aquí, una y otra vez a este “teatro” de vida desconectados de nuestra verdadera esencia.
Estamos aquí para transcender las dificultades, para experimentar la dualidad en este teatro donde nuestras vidas transcurren y se entrelazan en el camino del despertar de la conciencia. Nadie es mejor que nadie, ni superior, ni bueno ni malo, somos estudiantes en distintos grados tratando de superar la dualidad, de transcender las dificultades, el dolor, el ego y los miedos.
Entender que nuestra conciencia es una con los demás, y que todos formamos parte de una conciencia inteligente que lo abarca todo, son los primeros pasos para el despertar del sueño de la vida. Salir del escenario y situarse en platea es el mejor ejercicio para entender la obra, para darte cuenta del papel que cada actor representa, y del personaje que nosotros mismos interpretamos.
Somos los espejos de los demás, y los demás son espejos nuestros que proyectan nuestro sufrimiento y nuestros miedos. Los grandes maestros son los más cercanos a nosotros, trascender sus proyecciones y los efectos que nos causan es otro gran paso para elevar nuestra conciencia. Pero somos nosotros mismos, solo nosotros, con decidida voluntad, sabemos lo que “es” y lo que nos corresponde “ser” acorde al nivel de conciencia al que pertenecemos.
Nada ocurre por casualidad, todo es “causal” orquestado en un juego cósmico que nos pone delante a las personas y las situaciones que en cada momento necesitamos vivir.
Al trascender soltamos creencias y miedos, y elevamos. Si elevamos trasmutamos, y al transmutar los apegos se desprenden. El desapego a nuestro personaje, a nuestro ego, a nuestras convicciones, es el paso en el camino a la libertad en comunión con el campo cuántico de energía superior. Vivir en conciencia, liberando emociones, actuando desde el corazón, sin expectativas y con la certeza que todo se mueve a favor de nuestra evolución, es el estado de plenitud espiritual y físico que en este tiempo nos corresponde.