Tras milenios de separación, la comunidad científica ha hecho ya el reconocimiento que revela la física cuántica: la unión existente entre ciencia y espiritualidad.
Con la certeza de este vínculo The New Times Report entiende la necesidad de unir en una misma sección ambas materias por tratarse de un mismo conocimiento.
El pensamiento filosófico de la antigua Grecia identificó el afán del hombre por comprender los fenómenos externos e internos a su naturaleza en cuatro categorías:
- La científica:centrada en encontrar la verdad e identificada como un estilo de pensamiento y acción en si misma.
- La político/económica:enfocada en la búsqueda del poder y la abundancia.
- La ético/moral:centrada en encontrar la bondad y la virtud.
- Y la estética:que explora la belleza.
A partir de entonces la Ciencia se identificó como un estilo de pensamiento y acción en sí misma.
A finales del siglo XIX la comunidad científica comenzó a cuestionar el modelo positivista que imperó durante tres siglos, e interpretar de manera empírica la realidad del mundo en el que interactuamos.
En 1900 el científico alemán Max Planck defiende que la energía de la luz no siempre se expande como una onda continua, sino como un conjunto de pequeñas partículas separadas llamadas “cuantos”. Sin duda desconocía el gran alcance de su postulado en el conocimiento de la esencia del ser humano. Su principio cuántico inauguró una nueva manera de pensar en el mundo científico de la época y movió las estructuras de la física tradicional. En 1918 recibía el Premio Nobel de Física «por su papel jugado en el avance de la física con el descubrimiento de la teoría cuántica».
En 1930 se establecieron los fundamentos de la nueva física, la física cuántica, colaborando en su desarrollo el propio Albert Einstein junto a Niels Böhr . El mundo cuántico supuso nuevas formas de entender la realidad que nos rodea de manera más amplia, como es el tiempo y el espacio, y nos adentra en el conocimiento de nuestra existencia como materia, como energía y como luz que somos.
En 1967 Erwin Schrödinger, premio Nobel de física por su descubrimiento de la ecuación fundamental de la mecánica cuántica, la base de la física moderna, afirmaba que la ciencia actual nos ha conducido por un callejón sin salida y, que por lo tanto, la actitud científica ha de ser reconstruida.
El desarrollo de la Física Cuántica, la Biología y la Cosmología en este siglo XXI, ha determinado la incorporación de la Ciencia a la nueva visión del mundo, al nuevo paradigma, removiendo sus bases para contemplar la naturaleza de la nueva realidad que ahora nos toca a todos experimentar.
Albert Einstein (1879–1955), Marie Curie (1867–1934), El 20 de julio 1969 el hombre pisó la luna, Emmy Amalie Noether (1882–1935), Tesla (1856–1943), Leonardo da Vinci (1452–1519), Galileo Galilei (1554–1642).
La ciencia ha capitulado al conocimiento de la sabiduría espiritual, de la que ha estado apartada durante siglos, aceptando la existencia de una partícula, de una conciencia universal creadora de vida, que ha sido transmitida durante siglos por las tradiciones místicas y filosóficas de los pueblos originarios y del mundo antiguo.
A lo largo de nuestra historia grandes maestros han insistido en recordarnos el legado que nos pertenece por naturaleza propia, la verdadera naturaleza de nuestra esencia: espíritus puros viviendo una experiencia humana.
Ahora es la ciencia y sus ecuaciones quien nos recuerda que ser espiritual es vivir tomando decisiones orientadas al sentido que queremos dar a nuestra vida, y a diseñar cada día el mundo en el que queremos vivir.
Ser espiritual es tomar conciencia del alcance de las nuevas tecnologías, de la energía libre, limpia y de fácil acceso. De exigir nuevas formas de liderazgo y de políticas con conciencia sin exclusión de culturas, pueblos y civilizaciones galácticas. Ser espiritual es vivir en hermandad y respeto con toda existencia de vida, con una educación libre y adaptada a las necesidades de cada estudiante. Ser espiritual es hablar de la energía de la conciencia, y de la conciencia de la energía humana.
El propio Albert Einstein, al ser preguntado porqué los científicos podían creer a la vez en ciencia y religión, dijo:
“…cualquier persona que esté seriamente involucrada en la búsqueda de la Ciencia acaba convenciéndose de que algún tipo de espíritu se hace manifiesto en las leyes del Universo, uno que es enormemente superior al espíritu del hombre.”
